¡SE FUE LA PRIMERA!
El pasado fin de semana, la ciudad de Durazno
recibió en las instalaciones de su campus deportivo alrededor de 250
personas que participaron en lo que fue la 1ª Copa Handball Celeste. He aquí
una crónica en «tres pasos», poco detallada pero no por eso
menos exhaustiva de lo que fue un fin de semana impregnado de la materia prima
del más puro y sofocante balonmano.
EL ANTES
Cerca de las cinco y media de la tarde del viernes, la primera delegación
llegaba a Durazno. Las carboneras salteñas y su entrenador desembarcaban en la
terminal de la Plaza de las Carretas, para así desembocar en el campus.
Al llegar y conocer la infraestructura del recinto deportivo, las salteñas
volcaron una primera opinión que rápidamente encontró eco en todo aquel que
visitaba Durazno por primera vez; la magnífica estructura del estadio, la
belleza y calidad de la cancha, y la comodidad de tener todas las estructuras
necesarias para un torneo de esta envergadura en un mismo complejo.
Con la llegada de más deportistas, comenzó a respirarse ese ambiente de
compañerismo y camaradería que tan bien caracteriza a los torneos de handball
que tienen lugar en el interior de nuestro país. Liberándose de bolsos y
mochilas que iban dejando en los lugares donde iban a dormir, poco a poco todo
iba quedando listo para el comienzo de la copa. La llegada de los equipos fue
el corolario de meses de trabajo y planificación que tendrían su punto culmine
el domingo apenas pasadas las 21 horas.
EL DURANTE
La pelota comenzó a picar simultáneamente en la cancha del estadio «Ernesto
de León» y en la cancha exterior, apenas pasadas las 9 horas del sábado 12 de
diciembre.
Rivera y Tacuarembó en rama femenina abrieron la competición en la cancha
interior, y este partido fue el que marcó a posteriori el orden en el que estos
dos equipos avanzarían; ya que con este triunfo obtenido por las chicas
oriundas de la tierra de Gardel, lograron el pasaje a semifinales escoltadas
justamente por el equipo de las siempre alegres chicas fronterizas. Aunque las
luchadoras chicas de Refugo le dieron un susto y le ganaron por un gol a las
rojas de Tacuarembó, por diferentes vicisitudes no lograron completar la fase
de grupos y por eso las isabelinas se tuvieron que despedir antes de tiempo. A
pesar de contar con una derrota en su haber las tacuaremboenses avanzaron a
semifinales como primeras en su grupo justamente por haberle ganado en el debut
a Rivera, luego de terminar con la misma cantidad de puntos.
Un muy buen papel desempeñaron las chicas salteñas, tanto de Ferro como de
SaltoMonte, que les permitió finalizar el torneo en quinta y sexta colocación
respectivamente. Cerraron el grupo las duraznenses de Las Juanas, que solo
registraron una victoria ante Refugo, por no presentarse estas últimas para
jugar el partido que las enfrentaba.
Un comienzo similar se registró en la cancha exterior y por la serie A,
donde Pelusas, las chicas capitalinas de casaca color fucsia; se enfrentaban
con las locatarias de Carozo, en lo que perfectamente pudo ser un clásico de
ribetes frutales. La victoria se la llevaron con claridad las chicas de
Pelusas, que sin mayores sobresaltos lograron el primer lugar del grupo y el
pasaje a semifinales. Carozo, a pesar de un comienzo con el pie izquierdo, se
recuperaron y desplegando por momentos un buen juego, sacaron la cara por el
departamento de Durazno y avanzaron a semifinales como segundas del grupo.
Las chicas de Éxodo, las celestes trinitarias y las isabelinas de Losotras;
se despidieron del torneo en fase de grupos pero con la frente bien en alto y
habiendo dejado todo en la cancha. A pesar de haber sido eliminadas en primera
fase, Éxodo puede jactarse de poseer a quien fuera la mejor del torneo. Pocos
partidos le bastaron a Amparo Barreiro para con su nivel descollante alzarse
con el galardón de mejor jugadora en rama femenina.
En lo que respecta a la fase regular del torneo masculino, se enfrentaban
seis equipos en régimen de todos contra todos para dirimir las posiciones del
primero al cuarto lugar que habrían de jugar las semifinales. El equipo con más
puntos en esta fase fue Éxodo. El segundo lugar fue para los chicos de Vpi,
llegados de Montevideo, que tuvieron en Christian Rostagno a su mejor jugador,
goleador y punto altísimo del torneo. El chico recientemente convocado para la
selección nacional demostró un nivel superlativo de handball y deleitó a los
presentes con su espectacular juego y gran profesionalidad. Un destaque aparte
merece la actuación de Rodrigo Dobalo, uno de los dos mejores goleros que tuvo
el torneo. Respondió en todos los partidos de manera excelente y en semifinales
consolidó y mejoró el nivel alcanzado en la fase regular.
El tercer lugar de la liguilla clasificatoria fue para los chicos de la
vecina ciudad trinitaria. Los celestes, para sorpresa de muchos y alegría de
quien escribe, le arrancaron un empate a Éxodo en lo que sin dudas fue el mejor
partido del campeonato. Como si eso fuese poco, en un último partido derrotaron
a un equipo riverense ya clasificado anticipadamente, lo que les permitió
escalar posiciones y terminar la liguilla clasificatoria en una formidable
tercera ubicación. El equipo trinitario demostró rebeldía y coraje; sin puntos
altisonantes. Se destacó la figura del "Chino" Delgado en el armado,
rayando a gran altura; y siendo muy bien secundado por Richard Pérez en el
extremo izquierdo.
Los riverenses comandados por Gustavo Laclau llegaron al último partido de
la fase clasificatoria con una renta que ya los dejaba de antemano clasificados
a semifinales. Grandes rendimientos en el equipo del norte del país,
principalmente de su capitán Cristopher Bizera, reacio y temperamental; y de
quien fuera revelación masculina, Juan Manuel Bengoechea; les permitió
aprovechar el último partido con Flores para dar descanso a los jugadores que
hasta ese momento habían sido más exigidos, pensando en las semifinales que se
avecinaban. Sin embargo, la derrota ante los celestes los relegó al cuarto
lugar de la clasificatoria, enviándolos a jugar con quienes resultaran primeros
en esta fase y desplazando a Tacuarembó al quinto lugar.
Los tacuaremboenses, bajo la batuta de Nilo Castro, a pesar de jugar un
gran torneo, desplegando por momentos un buen handball y teniendo en Brian
Castro a su referente natural dentro de la cancha; no lograron los puntos
necesarios para avanzar y tuvieron que despedirse temprano del campeonato.
El otro equipo que no logró clasificar, fue Defensores. Sin victorias en su
haber, pero con un equipo muy pero muy joven, los chicos fernandinos jugaron
con mucha dignidad y son sin dudas, un equipo que a largo plazo tendrá un gran
crecimiento y logrará su merecida revancha.
Y como quien no quiere la cosa solo faltaban las semifinales... Promediando
las 17 horas del domingo comenzaron los partidos más importantes. Abrieron las
chicas. Tacuarembó, se enfrentaban a uno de los representativos locales, las
chicas de Caroz. De a poco las chicas del pago más grande de la patria
comenzaron a encarrilar el partido y sin grandes contratiempos se encaminaban a
la final. Evelyn Rodríguez fue figura destacada del equipo femenino dirigido
por Nilo Castro, pero contó con un acompañamiento excepcional, donde se destacó
Joice Madera, quien fuera candidata y perdiera por escaso margen la posibilidad
de ser la revelación femenina.
Las chicas de Carozo jugaron una gran semifinal, perdiendo ante un equipo
que fue superior, pero nombres como el de Viviana Macchiavello, Eliana Porta y
Camila Tarela; dejaron bien claro que el handball duraznense tiene mucho que
ofrecer.
La semifinal que se jugaba simultáneamente en cancha exterior fue la de
Pelusas y Rivera, sin dudas era a priori la serie más pareja, pero se decantó
con buen margen para las chicas montevideanas. Un equipo riverense no tan
conectado como en otros encuentros; quizá golpeado y extenuado por la fatiga y
las altas temperaturas, encontró en Jimena Benítez su punto más alto. Pelusas
con el despliegue de sus dos figuras principales; Guillermina Ramírez en el
goleo y la capitana Fiorella López en el armado, y con mucha autoridad se metió
en una final que prometía mucho.
Luego de las chicas llegó el turno de ellos. En cancha interior, el ganador
de la fase regular, Éxodo se media con Rivera. Lo que prometía ser un gran
partido, sin dudas lo fue. Los dirigidos por Ana de los Santos y por Gustavo
Laclau nos regalaron un partido con todas las letras, digno de una semifinal,
donde ambos equipos estuvieron hasta los últimos minutos metidos en el partido
y haciendo que el resultado fuese incierto. La diferencia llegó en los minutos
finales. La apuesta de Laclau por darle descanso en el partido contra Flores a
sus jugadores más agotados dio dividendos y con un equipo concentradísimo y
haciendo prevalecer la ventaja física; estiró sobre el final una diferencia que
pudo administrar bien ante el creciente desconcierto de Éxodo. Una vez más,
brilló en gran manera todo el equipo, su incansable capitán Cristopher Bizera;
y desde al arco, la experiencia de Martín de Armas fueron los puntos más altos.
Con un partido brillantemente planteado,
y mejor aún ejecutado, Rivera se había metido en la gran final.
Mientras todo esto tenía lugar en la cancha interior, afuera jugaban Vpi y
Flores. Una semifinal que, analizada antes de comenzar era más favorable al
equipo capitalino de lo que podían indicar las posiciones en las cuales
terminaron ambos equipos. Flores no pudo repetir lo visto contra Éxodo, en
primer lugar por la exigencia física que le representaba el rival de turno, y
por la superioridad clara de los montevideanos en aspectos más inherentes al
juego. Vpi pasó a la final sin pisar el acelerador y mandó a los celestes a
tratar de repetir sus mejores performances para coronar un gran campeonato y
lograr un lugar en el podio.
Los partidos por el tercer puesto, tanto en rama masculina como en
femenina, estuvieron marcados por un favoritismo claro de un equipo sobre el
otro y por las victorias de estos equipos que llegaban con ventaja. En el
torneo masculino, por un lado estaba Éxodo, y Flores. La victoria les correspondió a los
fernandinos, que demostraron tener las claves de la victoria que no
consiguieron la primera vez en un mejor juego de equipo, despliegue físico, y
en mayores posibilidades de recambio.
Para completar el podio femenino se enfrentaban los equipos de Rivera y
Carozo. Las chicas celestes del norte se encargaron durante todo el partido de
poner en cancha sus mejores individualidades y juego de equipo, que redundó en
mejores capacidades handbolísticas. Se notó en las chicas de Rivera una base
más sólida, un trabajo de mucho más tiempo, con más constancia y dedicación. El
triunfo fue claro para las jocosas chicas del departamento fronterizo. Lo que
les permitió alzarse con el trofeo del tercer lugar.